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Cielito Lindo

Entre unas cosas y otras, el lunes 17 dejamos fondeado el barco, agarramos (en México la palabra coger tiene un significado diferente) un ferry y marchamos para Cancún. Teníamos una agenda complicada, pasar por el consulado de Cuba, ir con Gustavo a ver cómo andaban las reparaciones (y pagarlas), llevar a Iván al aeropuerto y si fuera posible, al día siguiente martes, regresar con las piezas ya reparadas a falta de montarlas.

Nada más llegar comenzaron las complicaciones, el cónsul de Cuba no nos quería hacer las VISAS, el argumento es que es mejor hacerlo en Cuba ¿?. La VISA cuesta 25-30$ en cualquier consulado, mientras que si la obtienes en Cuba cuesta 75$. Yo creo que le venía grande lo de pensar en tramitar lo de que españoles, que salían de México hacia Cuba, en un barco con bandera holandesa, y pensó que mejor se comiera el marrón otro.

Para superar tamaña contrariedad, decidimos ir a un bar que había al lado a tomar una cerveza mientras esperábamos a Gustavo, el mecánico que nos iba a llevar a los diferentes sitios.

Cuando llegó, fuimos primero a ver los turbos. Regateamos con el precio y nos confirmaron que estarían el martes por la mañana. De ahí fuimos al tornero que nos tenía que hacer las piezas rotas del enrollador. Ajustamos también precios y también el compromiso que estarían al día siguiente. El cuándo estarían las piezas era algo importante.

Dado que Iván no iba a volver con Francisco y conmigo, apareció Jonny, un amigo de Francisco y con el que hice amistad cuando me ayudó a hacer la estiba de todo en Tenerife.

Jonny se ofreció a cruzar con nosotros el Atlántico y teníamos que decirle si volaba un viernes a México o un domingo a Cuba. Nuestra idea era tener las piezas el martes, montar el miércoles y salir para estar ya en La Habana el domingo que llegaría Jonny.

Además, la climatología estaba perfecta para cruzar el miércoles, en caso contrario no podríamos salir como mínimo hasta una semana más tarde. Para terminar de complicarlo, Gustavo tenía otros compromisos y era imprescindible que estuviera el martes puesto que ya tenía compromisos a partir del jueves.

Gustavo nos llevó al aeropuerto, se despidieron de Iván (al que todo el mundo en Cancún llama Griezman (por su parecido con el futbolista) y nosotros estuvimos esperando hasta que pasó el control de pasaportes.

La verdad es que Iván tampoco parecía muy entusiasmado en irse.

Griezman triste, pero marcó gol ese domingo

Pillamos un colectivo (es un taxi compartido con más gente que sale mucho más barato) para que nos llevara al hotel. Tengo que reconocer que desde la experiencia del hotel San Remo de Panamá, siento un poco de pánico cada vez que hago la reserva en Booking. Leo las reviews, la calificación, etc,…pero aun así no lo tengo claro. En este caso habíamos elegido el hotel White House 10 Orquídeas, que como su nombre dice está en la calle orquídeas, nº 10.

El taxi nos llevó hasta Orquídeas 10 y allí no había nada. Le había dado la dirección al taxista, le había explicado como ir, pero allí nada de nada. En fin, se va el taxista y me comunico con la propietaria del hotel y…se descubre el pastel. En Cancún hay dos calles Orquídeas. Obviamente era la otra.

Salimos a una Avda. mientras en mi mente sonaba una canción de La Mandrágora dedicada a Marieta (haciendo el gilip…). Pasados 10 minutos conseguimos otro taxi que nos llevó hacia la otra calle Orquídeas. Pintaba bien la cosa hasta que se metió por una calle de tierra a oscuras que el propio taxista dijo…Uyyyy, hasta que llegamos a un muro con una puerta abierta. Cuando entramos allí cambió todo. Es un casoplón con habitaciones enormes (yo creo que el vestidor de la nuestra era más grande que la habitación de mi casa), una piscina enorme y tanto la propietaria como Héctor, que cuida la casa, superamables. Vamos, que un lujo de sitio.

Héctor se ofreció a ir a una hamburguesería cercana y traernos algo y Francisco y yo estuvimos en la piscina tranquilamente un par de horas.

Todos los tonto tenemos suerte

Al día siguiente estábamos pendientes de que estuvieran las piezas para regresar a Isla Mujeres con ellas en el ferry, por lo que simplemente nos tocaba esperar a que nos llamara Gustavo sobre las 13:00. Retrasamos un poco el check out del hotel, nos fuimos a comer algo y nos recogió Gustavo con malas noticias. El enrollador no estaba porque se les había olvidado pedir unos balineros (lo que para nosotros son rodamientos). No iba a estar hasta el miércoles a las 14:00 como pronto. En ese instante, vimos que no podíamos montar antes del jueves y el viento ya nos hacía imposible ir hacia Cuba. Avisamos a Jonny para que acudiera a Cancún en lugar de a Cuba. Pilló el vuelo para el viernes. Recogimos los turbos y Francisco y yo nos vinimos al Arabela. El miércoles tampoco estuvo la pieza, Gustavo estaba con un cabreo tremendo porque le estaban desorganizando su faena, le dijimos que tranquilidad puesto que no nos podríamos ir como mínimo hasta el lunes y Francisco y yo nos pusimos en Modo Paraíso. Lo que es cierto es, que por muy a gusto que estés en un sitio, si sientes que estás “obligado” de algún modo, deja de gustarte tanto.

El jueves se puso a soplar viento fuerte y teníamos un poco de preocupación. Al quitar los dos turbos, no podíamos arrancar motores. Si por alguna de aquellas el barco garreaba (ya se nos había ido una vez), nos iríamos contra las rocas sin remedio.

Gustavo nos avisó por la noche de que tenía el enrollador y vendría el viernes. Así fue, a las 7:00 me llamó avisando de que estaba en el ferry de camino a Isla Mujeres. Llegó (con su bocadillo con chile habanero) y mientras el se puso con los turbos yo me puse con el enrollador. No exagero si digo que en montar dos puñet***  racores (son los tubos por donde pasa el aceite hidráulico) tardé cerca de  4 horas para poner dos tornillos. Lo intenté yo, Gustavo, Francisco, yo, otra vez yo, hasta que fue un tema de paciencia y saliva (como diría mi amigo Jesús).

Soplaba muy fuerte y yo estaba pendiente porque tenía la impresión de que nos habíamos movido. Gustavo terminó de montar los turbos y se nos quedó un problema eléctrico por el cual, los cuadros de los motores se convirtieron en una feria donde las agujas de temperatura, presión de aceite, cuentarrevoluciones, etc… adquirieron vida propia eligiendo cada una posición dentro de su espacio de confort. Cuando se lo dije a Gustavo, no le gustó mucho porque estaba deseando pirarse del Arabela y no volvernos a ver, pero como es muy buen hombre se puso a mirarlo.

Mientras estaba Gustavo hurgando cables en uno de los motores, le avisé de que habíamos garreado, que nos íbamos contra el arrecife y teníamos que arrancar y volver a fondear. Hicimos la maniobra con un poco de estrés, pero volvimos a fondear sin problema.

Gustavo, termino, dejó todo funcionando, lo llevamos al ferry y sinceramente le estamos muy agradecido. En general, nos hemos encontrado muy buena gente en México, pero Andrés en la Marina el Cid, Gustavo, Joaquín y Alejandro en Marina Bartolomé, o los cubanos de Payomanía, marcan la diferencia entre viajar o dedicarte a compartir experiencias con buena gente en otros lugares.

Jonny venía esa tarde/noche y estábamos hartos y cansados de estar en el barco, además estaba lloviendo a ratos. Nos bajamos a comer a tierra más burritos y esas cosas y estuvimos esperándolo en la Marina Bartolomé con un cubetazo de cervezas. Sobre las 21:00 lo vimos aparecer y fue como un…milagro. Que le expliques a una persona en Tenerife:

  1. Vuelas a Cancún
  2. Pide un taxi colectivo que te sale más barato
  3. Que te lleve a Puerto Juárez
  4. Compras un billete de sólo ida a Isla Mujeres
  5. Cuando salgas de la Estación Marítima, toma el camino a la derecha y a los 100 m. verás una puerta que pone Marina Bartolomé
  6. Ahí estaremos tomando una cerveza

Y que salga todo, parece increíble…

Después de cenar fuimos al barco con las maletas, Jonny y nosotros dos en el dinghy. Jonny estaba muerto y se fue a dormir enseguida.

Soplaba bastante viento, y yo me acosté con la mosca en la oreja. Dejé puesta la instrumentación, me puse la Tablet al lado de la cabeza y me pasé la noche despertándome y comprobando que manteníamos la posición.

Así fue hasta que a las 5:30, cuando empezaba a clarear, vi que nos estábamos moviendo. Salí de la cama corriendo, arranqué motores mientras le di un grito a Francisco que salió también y nos pusimos a cambiar el fondeo. Eran alrededor de 30 nudos de viento cuando además vi que no teníamos dinghy.

Mientras intentaba gobernar para que Francisco subiera el ancla sin irnos contra el arrecife, vi por el rabillo del ojo como el dinghy iba por libre camino a Cancún a una distancia de un ¼ de milla aproximadamente.

No entendía cómo se había soltado (la amarré yo por la noche). Tardamos un rato en subir el ancla porque había mucho viento y nos empujaba con mucha fuerza, pero lo conseguimos y nos fuimos a rescatar el dinghy.

Nos pusimos a Barlovento y pudimos recuperarlo con mucha facilidad. Pudimos ver que el cabo se había cortado. Quizá se enganchó con algo y fue rozando hasta que se partió.

De todas formas, la flor en el culo parece que funciona. Habíamos estado dos días sin estar en el barco y sin posibilidad de arrancar el motor. Justo a los 10 minutos de arreglarlo fue la primera garreada, y la siguiente fue por la noche y justo cuando empezaba a ver luz. El dinghy lo pudimos recuperar porque había luz, de noche habría sido imposible encontrarlo.

Lógicamente, tras dos garreadas feas, decidimos cambiar de sitio de fondeo.

Optamos por ponernos al otro lado del canal, fue todo perfecto salvo que se nos quedó un poco…así como en mitad del canal. Cuando todo el mundo pasaba a un metro de nosotros nos saludaban (alguna podría habernos incluso dado dos besos sin esforzarse).

Una vez allí, bajaron Jonny y Francisco a ver si conseguíamos la contraseña de las dos redes que pillábamos. Yo no me atrevía a bajar por si volvía a garrear. Francisco me envió la del hotel Bahía Tolok (bahiatolok6) y volvimos a estar de cine. Mejor tenedero para el ancla, más cerca de la Marina Bartolomé donde dejamos el dinghy cuando bajamos a tierra y con un internet justito, pero que servía.

Nos dedicamos a montar el enrollador que nos quedó muy bien, pudimos subir la vela y todo sin problemas.

Sabíamos que hasta el lunes el viento iba a ser muy fuerte por lo que no podíamos hacer ninguna cosa salvo que los burritos y las enchiladas se nos saliera por las orejas, y así fue.

Comida vegana de Isla Mujeres

También estuvimos otra vez con nuestros amiguetes cubanos. Primero nos los encontramos en la Playa Norte y fue gracioso porque mientras cantaban empezaron a chillar: “Hola a los amigos españoles!!!!, Viva España!!!!”. Y claro toda la gente de la playa mirándonos.

Nuestros amigos cubanos de Payomanía

Teníamos la meteo bastante controlada y sabíamos que iba a ser imposible intentar ir a Cuba hasta miércoles o jueves, pero el lunes mejoraba algo y queríamos salir a probar tanto los turbos como el enrollador. Para aprovechar, queríamos ir hacia Isla Contoy. Aproximadamente hacia el 15 de mayo comienza una migración de tiburones ballenas que pasa por esa zona y en ocasiones hasta se puede bucear con ellos.

Levantamos fondeo, pusimos motores y todo ok. Sacamos la mayor y cuando íbamos a tensar el pajarín, fundió primero 2 o 3 fusibles hasta que dejó de funcionar. Mierda, ese es un problemón que ya nos pasó una vez. Claro, se te van las ganas de seguir y lo que quieres es recoger la vela como sea, volver a puerto e intentar averiguar lo que pasa.

Con el aparejo de fortuna que teníamos preparado pudimos enrollar la mayor sin problema, aprovechamos para comprobar que el génova iba perfectamente y volvimos a puerto. Pero esta vez fondeando sin molestar a nadie.

Por la tarde nos pusimos y vimos que se repetía el problema que tuvimos la última vez cuando volvíamos de San Blas a Linton. Hay una conexión al motor eléctrico que está metida dentro de la botavara, con cables muy cortos y que no hay forma de unir adecuadamente (ni soldando, ni fastons, ni nada por el estilo). Al final optamos por adecentarlo, regleta, untarlo todo con silicona y esperar que no se repita. Cuando el barco esté en Tenerife, será otra cosa para revisar, aunque para hacerlo bien hay que sacar la botavara y es una historia hacerlo.

Con ese tema solucionado, sólo nos quedaba hacer la compra, intentar rellenar una de las botellas de butano (la de Panamá era imposible) y realizar el Zarpe.

Para ello alquilamos un carrito de golf que es lo típico para moverse por aquí. Son unas máquinas diabólicas que apenas corren, ni frenan, parecen que van a volcar en cualquier momento y son incapaces de ir rectas por la carretera. Vamos, que es una gozada ir en ese cacharro picándote con todas las motos.

Para rellenar el gas habíamos pensado intentarlo con uno de los inventos que nos hizo Romel en República Dominicana, y funcionó (salía un chorro por una junta cuando el de la gasolinera rellenaba, pero si a él no le importaba, a nosotros tampoco).

Junto a la gasera había un incendio (creo que nosotros no tuvimos nada que ver) y la policía no nos dejó seguir hacia el sur por esa carretera, por lo que volvimos para poder ir al sur por otro camino. Por la carretera se percibía el mar con una pasada de colores y nos metimos por un caminito para verlo.

Cuando dimos la vuelta para seguir me dice Jonny: “Jota, ¿dónde está tu mochila?”

Y mi mochila no estaba. En algún sitio entre la gasolinera y donde estábamos, se había caído del carrito de golf. En la mochila iba la cartera con DNI, tarjetas de crédito, 300$ y algún peso. Media vuelta y los tres mirando por la carretera a ver si había suerte. Satisfacción=Realidad-Expectativas, por lo que los tres pensábamos que ni de coña la íbamos a encontrar.

Ya estábamos llegando a la gasolinera donde había sido vista por última vez, cuando de repente eureka, en medio del camino de salida, molestando a todo el mundo, estaba la mochila sana y salva.

Una vez más, creo que la flor tatuada en el culo hace su efecto.

Continuamos recorriendo la isla, llegamos a la parte Sur donde hay unas vistas espectaculares, realmente recuerdan a Cayos Holandeses en San Blas, pero al verlo desde la altura de un acantilado impresiona aún más.

Seguimos con el carrito hasta que Francisco dijo: “Para!!!, se ve una terraza ahí muy chula”. Y paramos en el Hotel Kin Ha. Una pasada de sitio. Vistas brutales, cerveza bien fría, a precios razonables y con una piscina donde me pegué un bañito.

Isla Mujeres

Nos recomendaron un restaurante para comer pescado, pero no nos gustó. El sitio no estaba mal, pero el único pescado que tenían era sierra, que junto con la barracuda, son los dos pescados que aborrecemos.  

Después de eso, hicimos la compra, cargamos todo en el barco y devolvimos el carrito.

El miércoles hicimos la documentación del zarpe. No me cansaré de decir que la totalidad de gente en México con la que hemos topado son excepcionales: amables, inteligentes, trabajadores, simpáticos, etc. Todos salvo un espécimen que hay en Capitanía. Un auténtico impresentable que parece que esté pidiendo a gritos que lo mandes a la mier…. Claramente fue el resultado del espermatozoide más rápido, pero no el más listo.

En cambio, las mujeres que hay en inmigración son un absoluto encanto.

Una vez todo hecho, decidimos pegarnos nuestra última comida a base de burritos y tacos mientras veíamos la final entre el Manchester (equipo de Jonny) y el Villareal. Lo siento, Jonny.

Zarpamos con rumbo a Cuba nuevamente sabiendo que tendríamos que hacer el recorrido a motor por falta de viento, nuestra estimación es consumir alrededor de 280 litros de gasoil.

Y, unas 50 horas después, ¡¡¡estamos en Cuba!!!

One thought on “Cielito Lindo

  1. Vaya Javier que sorpresa me has dado, había olvidado chequear el Modo Paraiso y me he encontrado con tres super aventuras sin leer. La verdad es que he decidido pasar de vuestros problemas técnicos, aunque seguro que son los más divertidos Pero hemos disfrutado un montón del resto de vuestras aventuras, nos hemos hartado de comida mejicana con vosotros, aunque creo que sois de buen comer y beber. Nosotros no os llegamos ni a la suela del zapato!! Gracias por sacar tiempo para escribir estos blogs, nos permiten acompañaros. Cuidaros mucho y a disfrutar.

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