Ya conocía Horta del año anterior con el Saramia. Es un fondeadero muy grande, pero la zona que está bien protegida tiene unos 10-12 metros de sonda y está llena de barcos. Esas son exactamente las condiciones opuestas a las que considero ideales. Además, no funcionaba el motor de arranque del motor de estribor por lo que, con un solo motor, tampoco podíamos intentar hacer virguerías esquivando barcos para buscar un buen sitio. Fondeamos donde pudimos e intentamos descansar un poco hasta que se hicieran las 8 de la mañana. Empezamos a llamar a la marina, pero nadie nos hacía caso, se acercaron Jonny y Francisco con el dingui pero básicamente los alejaron de allí hasta que estuviera la prueba PCR. Al final nos contestaron por la emisora y nos dijeron que pasaría una lancha de sanidad a recogernos y llevarnos a hacer la prueba.
Con cobertura, internet por roaming, y el barco quietecito y sin moverse, las condiciones de vida eran muy buenas (a pesar de que no nos quedaba ni una cerveza).
Sobre las 12:00 vino la lancha y nos llevaron a meternos el palito. Nos dijeron que con suerte estaría el resultado por la tarde y si no al día siguiente. De vuelta al barco y a disfrutar de poder volver a comunicarse con el mundo.
Sobre las 19:00 se acercó una zodiac pequeña. Inmediatamente Jonny y Francisco dijeron “los resultados de la PCR”. Se acerca un tipo y me dice buenas Javier, has pedido 10 cervezas, ¿no? Yo me estaba partiendo de risa viendo las caras de mis compis. Lo que no sabían es que yo tenía el teléfono de Peter, del famoso Café Peter Sport y le había pedido por whatsapp que nos trajera las cervezas. El mismo Peter nos dijo que consultáramos el mail que ya estaban enviando resultados.
Así fue, y esa misma tarde ya bajamos y cenamos en tierras europeas después de muchos meses por el Caribe y del cruce del Atlántico.
Nos organizamos para decidir qué visitar en la isla, alquilar coche, hacer la compra, etc…
Como parte positiva, las Azores son un paraíso de lava y vegetación. Todo es verde, hay mucha cascada en la montaña y, lo que resulta más curiosos, es que la mayoría de carreteras y muchos de los caminos, están flanqueadas por ramos enormes de Hortensias. A uno le parece ir en coche por medio de un cuento rodeado de flores azules.
Como parte negativa, después de meses vistiendo sólo con un bañador y, como mucho una camiseta al bajar a tierra, no nos gustó el que hiciera frío. Tampoco es frío, frío, pero 17-18º para nosotros significó sacar los edredones para dormir.
Era nuestra primera isla en las Azores y nos gustó mucho, realmente la puedes recorrer en un par de días sin problema. Eso sí, si quieres hacer senderismo, hay rutas por todas partes. En ese caso, recomiendo llevar a los compañeros adecuados, ahí lo dejo…
Uno de los días, estábamos en el proceso de despertar y levantarnos. cuando una lancha que ponía Policía se acercó y se abarloó a nuestro lado sin pedir ningún tipo de permiso. Nos acercamos a ayudarles con las amarras y enseguida se subieron 5 hombres de Harrelson, vestidos de negro y con los fusiles preparados en plan…!Al puto suelo!!!!!. Con ellos subió el que parecía el jefe de la investigación. Nos dijo que era una inspección rutinaria (jaja), que la hacían a la mayoría de barcos que venían del Caribe (ja, ja) y nos preguntó infinidad de veces si transportábamos alguna sustancia prohibida (también venía el de Hacienda tocando las narices con si el barco había pagado el IVA y con cuánto alcohol llevábamos)
Le dijimos que estaban en su casa, que hicieran lo que quisieran y que podían avisar a sus mujeres y maridos de que sí iban a ir a comer.
Cuando llevaban un ratito le pregunté al jefe si podía hacerme una tostada que tenía hambre (por supuesto les ofrecí desayunar a todos). Me dijo que sí (a lo de desayunar yo, declinaron mi ofrecimiento) y entré a preparar el desayuno teniendo en la espalda a uno de los de negro con casco y rifle mirando todo lo que hacía.
Viendo que nosotros estábamos de risas y a lo nuestro, el inspector les dijo a los hombres de Harrelson que se podían ir, ya que no parecíamos delincuentes peligrosos (igual delincuentes sí, pero peligrosos, no).
Luego metieron al perro. No nos dejaron estar dentro durante la inspección, lo cual no me gustó. Entiendo que deberían permitir al menos al capitán estar presente durante el registro. Por lo visto el perro marcó algo ya que empezaron a salir y entrar cerrando la puerta cada vez. Nos volvió a preguntar si llevábamos alguna sustancia prohibida a lo que nuevamente respondimos que no.
En esos momentos te pones a pensar…el barco estuvo sólo 9 meses (donde podrían haber metido algo). Recogimos una boya enorme en el atlántico (que también podría llevar alguna cosa). Lo que estaba claro es que nosotros no llevábamos nada.
Yo creo que el que estaba de jefe estaba un poco desconcertado esperando encontrar toneladas de cocaína y se encontró que nosotros estábamos de risas.
A continuación, vino otro con una maleta enorme con un equipo de rayos-X. Empezaron a revisar todo el barco buscando huecos donde hubiera algo. Aquí sí dejaron entrar a Francisco. Cuando pusieron el aparato debajo del sofá aparecieron en la pantalla un montón de paquetes y se pusieron nerviosos ¿QUÉ ES ESO???? A lo que Francisco contestó que macarrones. Medio entre risas, abrió el hueco del sofá donde aparecieron alrededor de 20 kg de pastas y legumbres (las que conseguimos que no nos levantaran en México).
Cuando terminaron, vino el inspector a explicarnos que el perro había marcado una maleta (de Jonny). Al abrirla vieron que tenía 3 cervezas y que el perro las marcaba. Nos preguntó que hacían 3 cervezas en un maleta y le explicamos que era un regalo para un amigo de Jonny. Nos dijo que tenía que abrirlas a lo que contestamos que la pena era que estaban calientes.
Total, que hombres de Harrelson, perro, rayos-X y 3 horas de registro para abrir 3 cervezas…Terminamos despidiéndonos del inspector dándonos la mano y con la frase de “Siempre es un placer colaborar con los cuerpos y fuerzas de seguridad de Estado”.
En mitad del Atlántico nos encontramos con que el motor de estribor no arrancaba, además parecía problema claro del motor de arranque.
Habíamos pedido que nos llevaran un motor de arranque directamente a la Marina y, en teoría, tenía que estar antes de que llegáramos. La realidad es que no llegaba y llevamos a reparar el que estaba estropeado.
Mientras, pues pasear por Horta, ver los partidos de la Euroliga en diferentes bares y básicamente comprar zapatillas y camisetas.
Sí, esto merece explicación. En Horta hay un centro comercial con un Sport Zone (similar al Sprinter). Tenía unas ofertas alucinantes y Jonny, al que le gusta ir siempre hecho un pincel, empezó a enseñarnos las zapatillas y los precios a las que las compraba. Inicialmente ni Francisco ni yo estábamos interesados, pero poco a poco le fuimos cogiendo el gustillo y casi todos los días íbamos andando a ver qué había de saldo. El resultado es que tenemos ya armario nuevo para este año.
En los diferentes bares de la zona asistimos a la eliminación de Portugal, luego España y finalmente la pérdida de la final por parte de Inglaterra. Tengo que decir que lo que nos resultó un poco decepcionante es la comida. Tienen una carne y un pescado buenísimo y en la mayoría de sitios la comida es un trozo de carne (reseca) o pescado (frito) acompañado de arroz blanco, patatas fritas y ensalada en el mismo plato. Una vez más, el Arabela es el sitio donde mejor se come
Montamos el motor de arranque arreglado, y tampoco funcionó. Hablamos con la náutica y vino un mecánico a revisarlo. Lo primero que dijo es que no era electricista y mucha, mucha confianza no me dio. Al final propuso que quitáramos el motor de arranque del motor de babor (el que funcionaba) y lo pusiéramos en el motor de estribor. Así sabríamos si el problema era el motor de arranque o la instalación. Me puse a hacer el cambio y el de estribor arrancó a la primera. Teniendo claro que el arreglo del motor de arranque no había funcionado, desde la náutica pidieron uno nuevo haciéndonos buen precio y a esperar.
Como teníamos que esperar a los dos motores de arranque decidimos ir a visitar las otras islas. Por no decidirnos pronto, perdimos la oportunidad de ir a Flores (que por lo visto es la más bonita). Reservamos Ferry y nos fuimos a San Jorge para un par de noches.
San Jorge nos gustó aún más que Faial. Más verde, más acantilados, más montaña y con unas piscinas naturales en el mar formadas por la lava realmente muy bonitas y cuidadas.
En las Azores son famosos los barrancos, y en San Jorge hay uno con rápeles de 100 metros que me llamaba mucho la atención. Al hablar con la empresa me dijeron que imposible, pero podía apuntarme a uno sencillito para quitarme el mono. Después de conversar con ellos, al preguntar el precio, me dijo que si le ayudaba a asegurar desde abajo podía hacerlo gratis, así que experiencia perfecta. Tengo que decir que me alquilé una moto para ir al barranco que supuso unos 50 minutos de lluvia con una niebla que impedía ver a 10 metros por delante. Lugo a mediodía mejoró el tiempo y pude disfrutar de ir en moto por una carretera rodeada de hortensias.
Fuimos también a la Isla Pico. El mayor atractivo es subir a la cima, pero no tiene mucho sentido si no está despejado el tiempo (y no lo estaba).
Cuando nos llegó el motor de arranque nuevo, lo montamos, pero dejó de funcionar el del motor de estribor. Ya estábamos cansados del tema y con un solo motor desatracamos y nos fuimos hacia Terceira.
La travesía fue bastante pesada con una ola potente de través, pero llegamos y fondeamos sin problemas.
Terceira es otra de las islas que merece la pena ver. Tiene rutas de senderismo por acantilados con unas buenas vistas y grutas para visitar preciosas.
Siguiente destino, la capital Ponta Delgada en São Miguel