Llevamos 6 días desde que salimos de Bahamas y estamos a la altura de Bermudas. En circunstancias normales, haríamos una paradita, descansaríamos 2 o 3 días, compraríamos fruta y verdura (cerveza) y seguiríamos rumbo a Azores.
Con el COVID no tiene sentido. Tener que pedir permiso para que te dejen entrar, no poder bajar a tierra, ni comprar ni hacer nada, hace que simplemente pasemos de largo.
En estos días estamos teniendo de todo. Desde vientos moderados con olas que provocan continuos rociones y que sólo uno (y mal) pueda estar fuera en la bañera, hasta un día que tuvimos que poner motor para poder ir avanzando.
Algo parecido sucede con las previsiones meteorológicas. Nos avisaron de que se estaba formando un ciclón a unas 400 millas de donde estábamos con una probabilidad de un 60% de convertirse en huracán. Finalmente se ha ido deshaciendo y no nos va a afectar en absoluto, pero te das cuenta de la diferencia que hay entre cruzar desde Canarias a Caribe con los vientos alisios a volver cruzando el Atlántico Norte.
Hay una cosa que llevo francamente mal. Es el frío. Llevo prácticamente desde diciembre en bañador, poniéndome la camiseta sólo para bajar a tierra. Desde que salimos la temperatura del agua ha bajado 8º y la exterior ha pasado de unos 32º a 18º. Por la noche, en la bañera, con el viento y la humedad, se te mete en los huesos y te congelas. Lo llevo fatal.
Mañana va a soplar viento del norte con lo cual empeorará la cosa. Estos días estamos aprovechando para leer a saco, los libros caen casi a uno por día. La postura horizontal parece que invita a pillar el libro electrónico y dejarse llevar. Me gustaría pescar, pero he bañado a todos los rapala que llevamos con plomo, sin plomo, a más distancia de la estela, más cerca y el resultado ha sido siempre el mismo (la bandera de Japón).
Ayer vimos un cetáceo y hay multitud de medusas del tipo Carabela Portuguesa, lo cual no mola mucho. El momento más emocionante del día sigue siendo cuando decidimos lo que vamos a comer. Hoy Jorge va a preparar cocido y están los garbancitos a remojo. Tenemos comida de sobra, pero sabemos que a la cervecita diaria…le quedan dos telediarios. Confiemos que esto no suponga un motín en la tripulación que provoque dos o más bandos.
Jorge se encarga de tomar datos de posiciones, rumbo, velocidad. Yo soy mucho más arreu. Así a grandes números, estamos a unas 1.500 millas de Panamá (aunque llevemos recorridas 1.800), faltan unas 2.000 hasta Azores (ojalá se pueda parar a comprar fruta y verdura (y cerveza)).
Y de Azores a Valencia serán otras 1.500 millas. A todo esto, hay que añadir que, en el mar, navegando a vela, no existe la línea recta y hay que buscar rumbos que permitan un compromiso entre velocidad, comodidad y acercarse al destino por lo que el número de millas se incrementará mucho.
Todavía nos quedan unos cuantos libros por leer…
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Que bien que seais unos cocinitas, y que maravilloso invento los ebooks, sobre todo en vuestras circunstancias. Mientras tengáis alimento para el cuerpo y para la mente, todo irá bien. Mucho ánimo y cuidaros. Tápate lo más que puedas Javier. Un beso fuerte.
Hola chicos, estoy verdaderamente preocupado por vuestra convivencia a bordo. Jorge, si se acaba la cerveza, Jota puede tener visiones borrosas y verte como un botellín de 1/3. Aviso. Animo que llegando a las Azores hay Sagres y Superbook seguro.
Si necesitáis libros no tenéis más que decirlo, ya que lo de la cerveza es un poco más complicado.
Abrazos y besos, (pasando de la mariconada de tocarnos el codo)
En vilo me habéis tenido pensando en el triángulo de las Bermudas y los fenómenos paranormales de ese intrigante lugar. Seguro que sois los mismos? No habréis sido abducidos por algún espíritu no terrícola? Que continuéis pensando en cerveza indica que seguís bien y que no habéis perdido el apego hacia las cosas importantes de la vida. No sabéis cuanto me alegra!! Ánimo que ya estáis más cerca de Spain.,… Besos