Gracias a mis buenos amigos Javi Coret y Marcos Gil vamos a ir contando cosas.
La travesía es una combinación de atardeceres fantásticos, cielos nocturnos totalmente despejados que se reflejan en el agua, sensaciones increíbles al surfear con olas de 4-5 metros y navegar a toda velocidad con los alisios.
Es difícil de explicar el sonido de los golpes del mar en el casco, el crujir de la jarcia, ver las estelas de los patines. Pura adrenalina!!
También significa no dormir más de un par de horas seguidas, manejar un spi de 130 m2 tratando que, literalmente, no te haga salir volando junto a la vela.
Hay que ser consciente que en cualquier momento una escota, polea, retenida, etc…….., puede fácilmente escaparse y “hacer mucha pupa”.
La convivencia incluso mejor de lo que podíamos esperar. Ambos somos de risa fácil.
También hay muchos momentos de aburrimiento en los que lo único que apetece es descansar en la más absoluta pereza.
El balance sería algo como la situación de este momento mientras escribo:
Estamos en bañador, tomando un gin-tonic (por evitar el escorbuto), oyendo música salsa, pero con muchas ganas de llegar a Martinica.
De tu primo Julio. Q este 2020 os traiga un montos de experiencias q luego nos tendras q contar
Enhorabuena por cumplir otro de vuestros deseos.
Estáis llegando al final de esta etapa, no sin dificultades y sustos, seguro.
Un abrazo desde el otro lado del atlántico.
Muchas felicidades habéis realizado el sueño de todos nosotros. BRAVO
Suena fantastico y arriesgado a la vez.
Que pena que lo del gin tonic no existiera en los tiempos de Colón!!