Hace 10 días que marcharon Joyce y Deny y estoy sólo en el Arabela. He aprovechado este tiempo para trabajar en el barco y dejarlo casi completamente preparado.
Empezando por una limpieza interior y exterior que me permite andar descalzo todo el día sin tener que sacudirme los pies antes de meterme en la cama, he podido hacer varias reparaciones importantes.
Ya he contado la importancia que siempre ha tenido para nosotros la gestión de la energía. Todo el barco necesita energía para funcionar. Es necesaria para sacar y recoger velas (es hidráulico y eléctrico), para subir el ancla, para el piloto automático y resto de la electrónica, la nevera, winches, etc…Si nos quedamos sin baterías, puede ser un problema bastante complicado de resolver. Realmente estamos funcionando con la energía que generamos mediante paneles solares y gas butano/propano para el congelador, pero tenemos que ser capaces de producir energía de formas alternativas. El profesor de la UPV Salvador Seguí nos dio una lección que ha resultado exacta 100%.
Tuvimos una avería mecánica importante con el generador que fue resuelta en República Dominicana, pero ya en el trayecto RD a Panamá nos encontramos que el generador arrancaba pero saltaba el diferencial y no podíamos utilizarlo. Romel nos facilitó un generador de 110V que pudimos arrancar en Panamá y teníamos una alternativa de emergencia (en Tenerife ya tuvimos previsto el encontrarnos con instalaciones a 110V incompatibles con la instalación del barco). Pero es una solución de emergencia, a base de gasolina (que no diesel) y que exclusivamente sirve para cargar baterías. No sirve para potabilizar agua, cocinar, etc.
En Puerto Lindo, vino un electricista a verlo, pero necesitaba el esquema eléctrico de la unidad de control para poder evaluar el problema sin necesidad de volver a sacar el generador de la cámara de motores. Pasé varios días buscando el esquema por internet y no lo encontré. Siempre hemos pensado que el problema era una derivación en algo del aire acondicionado. Al menos en un par de ocaciones he recibido calambrazos de 220V de la instalación del aire parecían corroborar que quizá podía haber algún tipo de defectillo susceptible de mejora.
Armado con un téster y con tiempo de sobra me puse a descifrar la instalación hasta que encontré de dónde a dónde iba el cableado. Lo desconecté de la instalación y voila!!!, el generador ya funciona.
Resuelto ese problema, y con la tranquilidad de que podemos cargar baterías con paneles solares, con el generador de 220V, con el alternador del motor de babor (que ya funciona perfectamente) y con el generador de emergencia de 110V me puse con el siguiente tema.
El panel que indica el estado de carga de las baterías de los motores dejó de funcionar. Me puse a revisar la instalación y comprobé que el panel solar cargaba y el problema era el regulador (estaba totalmente mojado y oxidado). Hasta que se me ocurriera una solución lo que había que hacer era arrancar el motor de estribor que tiene un alternador de 12V que carga las baterías de motores. Eso me sirvió para detectar que la correa no estaba suficientemente tensa y el alternador no cargaba bien. Lógicamente no me gustaba depender de tener que arrancar el motor para asegurar que las baterías funcionaran la próxima vez que necesitara arrancarlo.
Teníamos un regulador de reserva pero sólo para una batería. Dado que había una placa tipo puente de diodos que permite que un alternador mantenga cargadas tres baterías, aproveché para mejorar la instalación.
En concreto, recablee para que el panel solar funcione como un alternador adicional y aproveché para preparar que se pudiera cargar una tercera batería que teníamos descargada. Esa batería se descargó el día que se nos inundó un patín en RD y la aprovechamos para conectar una bomba de achique y poder vaciar el agua.
El caso es que preparé todo, y ya de noche cuando iba cargado con la batería para meterla en la cámara de motores, se me rompió la chancla enganchándose en un cabo y me caí a la cámara de motores. La sensación fue como en las películas de dibujos animados. Uno percibe que se va a caer, tiene las manos ocupadas sujetando una batería, se va hacia abajo, se golpea con espalda y brazos y espera a que le caiga la batería encima para rematar.
La gravedad hizo su trabajo, y lo hizo bien. La batería me cayó encima del brazo que llevo operado con placa y tornillos. Prometo que estuve unos segundos sin querer ni pensar y luego empecé a intentar sentir piernas, espalda, cuello, brazos para intentar averiguar qué se había roto. Mis hermanos dicen que tengo una flor en el culo y muchas veces pienso que tienen razón. Milagrosamente, había caído unos dos metros con una batería en las manos y no me había hecho nada mas que unas magulladuras.
Aún decidí dejarlo todo montado y ver al día siguiente si funcionaba. Imaginaos la alegría cuando ves que se están cargando las 3 baterías.
A todo esto, de casualidad arranqué el motor y noté…como que llovía, algo nada excepcional por esta zona. Al mirar fuera y ver todo despejado me mosqueé porque no entendía nada. Al final, paseando las manos por el aire (no quiero ni pensar si alguien me hubiera visto como un loco de película) noté como una cortinilla de agua que ni se veía. Investigando vi que no estaba bien metido el manguito del escape en el silencioso y se salía una cortinilla justo encima del regulador viejo. Por eso se había estropeado. Pude hacer otro apaño y quedó arreglado.
Con esto quedaba resuelta la energía. Bueno, no exactamente. La botella de butano que se había terminado en Guna Yala había que intentar cargarla. Preguntando, me dijeron un sitio al que podía llevarla en Puerto Lindo. Es curioso ir con una botella de butano en un dinghy dando botes y que te vayan diciendo al sitio donde debes ir, mientras vas encallando con los arrecides que hay por todas partes. Aquí igual le podría echar una mano a Bauhaus y sus famosas cartas. Al final encontré (y llegué) a Casa X donde me dijeron que podían recargarla y así fue en un par de días.
En el Atlántico rompimos un cabo del pajarín que fue un problema bastante serio. Fue de noche, con olas y nos costó un poquito recoger la vela y solucionarlo. En principio, parecía que el problema era debido a una polea que no giraba y a la edad del cabo.
En Martinica compramos uno nuevo y lo montamos. El caso es que siempre me quedo con las mosca detrás de la oreja con este tipo de roturas y voy observando. Me fijé que el cabo nuevo estaba ya «muy marcado» en la misma zona donde se rompió el otro. Investigando un poco vi que el problema es una polea que simplemente ha desaparecido. Intenté desmontar la pieza donde iba montada pero después de quitar dos de los 3 tornillos con un dextor golpe (un destornillador que gira cuando le das martillazos) vi que era imposible desmontarlo ya que iba soldado.
Tuve que sacar todo el cabo, hacer un invento con una polea que ahora va montada fuera y hacer un nudo margarita en la zona dañada del cabo. Esto funcionará con total seguridad, pero me impide sacar el último metro de vela, que ciñendo por el Atlantico puede ser importante. Intentamos comprar el cabo en Puerto Colón, y aquí en Linton, y es imposible.
El siguiente tema que me preocupaba era el hidráulico. Seguíamos perdiendo líquido hidráulico en una de las botellas que mueve uno de los timones. Perdía mucho menos que en el Atlántico, pero seguía perdiendo y esto produce varios efectos digamos adversos: El primero es que cuando lleva un tiempo funcionando, el piloto termina con uno de los timones apuntando a Alaska y el otro a Cuenca, lo que hace difícil el realizar maniobras de precisión en los fondeos o atraques. El segundo es que deja la cámara de motores llena de un líquido rojo cuya principal característica, debido a su viscosidad, es que resbala como su….
Volví a desmontar la botella y me pareció que perdía por un sitio que quizá con una arandela y una junta de goma igual se resolvía. Reubicando arandelas y juntas de otros sitios pude hacer un invento y lleva ya un par de días sin perder ni una gota, Habrá que probarlo navegando.
Quedaba un problemilla pequeño. Con la desalinizadora puedo llenar los depósitos de agua del barco. No se suele usar para beber puesto que no tienes total confianza del agua que has repostado anteriormente en puertos o gasolineras pero sirve para limpiar dientes, duchas, fregar, etc. Hay dos electroválvulas que se manejan desde el panel interior del barco que permiten dirigir el agua generada por la desalinizadora a uno u otro depósito. Esa es la teoría. Independientemente de lo que hiciera con los interruptores uno de los depósitos se llena hasta que rebosa el agua por el exterior y el otro no hay forma de llenarlo. Uno aprende como funciona una electroválvula, desmonta los solenoides, los comprueba y veo que uno se ha quedado abierto y el otro cerrado y por ello no puedo elegir que depósito llenar. Ya imagino lo que estás pensando…cambia los solenoides en cada una de las electroválvulas. Pues no. Pasa lo mismo que pasaba con los reguladores de gas en Martinica. Uno de los solenoides es digamos más macho porque tiene la rosca más larga, por lo que no puedo intercambiarlos.
La solución es sencilla hasta que pueda conseguir dos solenoides, gastar uno de los depósitos de manera habitual (200 litros) y llenar el otro con garrafas y dejarlo como emergencia.
Me acerqué con el dinghy a una tienda en la que ya he hecho algo de amistad con el dueño pero estaba cerrada. Voy a la otra que hay. Pues bien, ir recorriendo unos 2 kms. andando con una garrafa de agua de 20 litros, 24 latas de cerveza (hay toque de queda con ley seca y es difícil conseguir), una sandía y alguna cosa más…me sirvió de incentivo para intentar solucionar el tema del depósito de otra manera.
Intenté buscar algún grifo en la instalación que me permitiera cerrar los conductos pero no la encontré. Por la mañana pregunté a Francisco por recambios de fontanería y vi que tenía de todo para montar una solución. Cuando bajé para montarlo, me di cuenta que a unos metros escondida estaba la llave que me hacía falta. Probé a desalinizar y tengo los dos depósitos llenos de agua. Para celebrarlo fui a comprar 18 cervezas más por lo que pueda pasar con la ley seca que hay establecida.
Con esto, está el barco en óptimas condiciones para seguir dando guerra. No os equivoquéis, el Arabela no se estropea más que otros barcos, lo que sucede es que tiene muuuuuuchas más cosas. Difícilmente se pùede estropear hidráulica, potabilizadora, generador, aire acondicionado, electroválvulas, etc…a los barcos que no tienen. Algo de experiencia en barcos voy teniendo y TODOS SE ESTROPEAN!!!
Estos arreglos me han tenido ocupado unos 10 días en los que tampoco he tenido tiempo en pensar en mucho más, pero la realidad es la siguiente:
Estoy fondeado en una bahía que es una maravilla pero totalmente sólo. Cuando bajo al puerto no hay prácticamente nadie (miento, hay una barbaridad de mosquitos). Un par de uruguayos, un yankee, dos venezolanos y poco más.
Todas las fronteras están cerradas. No me dan el documento Zarpe que me permitiría salir del país. Por otra parte están cerradas las fronteras en TODAS las islas del Caribe. Queda alguna que te permiten estar fondeado 15 días para pasar la cuarentena y quizá luego te permitan desembarcar, pero la mayoría no te dejan ni fondear y tienes que volver al país de origen o proseguir viaje independientemente que necesites repostar, comprar alimentos o efectuar reparaciones.
La temporada de huracanes comienza a finales de mayo. En principio Panamá es un sitio bastante seguro en cuanto a huracanes respecta. Aquí hay un viento llamado «culo de pollo» del que sí que me han avisado y consiste en un viento que sopla totalmente opuesto al habitual y con velocidades de 50-60 nudos. Explica el motivo por el que hay multitud de barcos encallados en esta bahía.
Existe la opción de dejarlo amarrado en el puerto (850$/mes), dejarlo con dos boyas y muertos (400$/mes). Si no hay más remedio, utilizaríamos esta opción pero escapa al presupuesto y tampoco aporta nada de momento salvo más mosquitos y quizá mejor conexión de internet.
En cualquier caso tampoco hay vuelos para ir o venir de España por lo que no es solución de nada. Estoy evaluando las distinas opciones que básicamente son:
-Estar en Panamá hasta que Francisco pueda venir y entonces decidir
-Tratar de llevar el barco yo al norte del Caribe antes de finales de mayo, cuando llega la temporada de huracanes y entonces decidir. Boca Chica sería muy buen sitio porque tiene un amarre seguro, luz, agua, internet, farmacia, médicos y un supermercado de verdad.
-Hay un grupo de gente aquí que está pensando volver a Europa (saliendo con papeles o sin papeles y llegando con permiso o sin permiso). Sería una posibilidad hacer una flotilla de varios barcos, varios en solitario, que al menos tendríamos contacto por radio sabiendo que ante cualquier eventualidad, hay alguien cerca que podría auxiliar. No me fío mucho ya que me han dado a entender que nadie espera a nadie. Creo que el Arabela sería de los barcos más rápidos (yo sí esperaría al resto), pero con menos capacidad de ceñida (de ir contra el viento) por lo que seguramente no me esperarían si sopla de morros. Nunca se me habría pasado por la cabeza hacer esto en solitario, pero no lo descarto.
-Si me dejaran volver a Guna Yala lo tendría clarísimo, me iría para allá ahora mismo. De hecho, Jorge (el valenciano de Ontinyent) me acaba de enviar un whatsapp. Ha visto la foto del arroz al horno que me he preparado y he puesto en el estado del whatsapp, y se le han saltado las lágrimas. Pero me dice que los Kunas ya no entregan alimentos a las embarcaciones hasta nueva orden.
Por un lado tengo la necesidad de estar echando un cable a mis compañero de la UCV en estos momentos que nos sobrepasan a todos, me gustaría estar cerca de mi familia, de mis amig@s, pero soy consciente que aunque estuviera no podría verlos, abrazarlos, besarlos, etc. Por otro lado, luego tendría que volver en algún momento a por el barco. Quizá estando por aquí en algún sitio con más cobertura de internet pueda «sentirme» más próximo a todos.
Todo esto no quita que intente disfrutar cada día y me sienta un privilegiado, a pesar de la situación, por la ubicación donde me encuentro. Siento «muy cerca» a las personas que más me importan y trato de provocar buenos momentos con lo que cuento tanto aquí, como en las fotos y vídeos que ponemos en Instagram, para que los que estáis pasándolo verdaderamente mal tengáis un momento de disfrute.
Cada día estoy recibiendo mensajes de cariño, apoyo y ánimo que me hacen sentirme la persona más afortunada de la tierra.
Me siento muy fuerte mentalmente y con el ánimo necesario para emprender lo que depare el futuro.
Creo que voy a posponer la decisión un par de semanas a ver que sucede en el mundo. Por otra parte, me apetecía ir a conocer la Isla de Escudo de Veraguas y la zona de Bocas del Toro, pero ayer me comentaron que no fuera, que está todo cerrado y con el ejército y la policía multando a quien vaya por la calle. La verdad es que hoy que he terminado las reparaciones, me doy cuenta de que necesito cambiar. Creo que cuando me despierte, decidiré. También creo que forma parte de la aventura probar bien el barco y a uno mismo haciendo una travesía en solitario por uno de los sitios con más tráfico marítimo del mundo.
Vaya complicaciones Javier, quien os lo iba a decir! No me refiero a las reparaciones o puesta en marcha del Arabela. Sino a que estés solo y encima con los puertos cerrados, yo no pensé que llegara tán rápida la cuarentena en esos países. Aquí estamos todos contigo, con ganas de que se te solucione todo. Y de vuelta en tu terreta
Mucho ánimo J,
Sabes que desde aquí nos acordamos de tí y que te apoyamos en todo lo que podamos.
Como hablamos, allí estás mejor que aquí.
Un abrazo amigo