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Casi Tierra

Acabo de ver que, por fin, estamos más cerca de Gibraltar que de Bermudas. Me da la impresión que cuesta llegar a esa mitad en cualquier camino de la vida. Ves que te cuesta acercarte a ese ecuador del camino y ni siquiera te planteas el final que está muy lejano. Pero luego todo sucede muy rápido, cada paso que das te acerca a la meta y te aleja del origen, ¡es como si puntuara doble!

Trabajamos con previsiones meteorológicas a 10 días. Por regla general la previsión a 2, 3 días se cumple con matices, y a más largo plazo van variando…a mejor…o a peor. Sin ánimo de molestar, mi percepción desde la ignorancia es que el señor Murphy (no confundir con muffin el de las magdalenas) tiene algún tipo de majestuosa aparición también en las predicciones. Cuando parece que va a haber mal tiempo de proa con vientos fuertes y rachas muy fuertes, las rachas son peor de lo esperado. Y, cuando hay previsión de poquito viento, pero quizá…nos mueva, no hay viento de ningún tipo.

En lo que sí vamos mejor es en lo referente a las lluvias. Muchos días nos ha dado previsión de lluvia y ha llovido menos de lo esperado. También entiendo que a la gente normal le preocupa más si se va a mojar de casa al trabajo o el fin de semana, que si va a haber en las rachas 5 nudos más o menos de viento. Como proyectos informáticos, entiendo que la inversión en crear los modelos matemáticos predictivos es mayor en una cosa que en otra.

Lo que no os imagináis es cómo cambia la cara de Jorge y la mía en cuanto sale un rayito de sol y nos ponemos en cubierta a hacer la fotosíntesis. Que nadie se lleve a engaño, vamos con pantalón, chaqueta y la mayoría de veces con la capucha puesta. Ya no hace el frío que pasamos cerca de Terranova, pero estamos por debajo de los 20º y el viento y la humedad no ayuda a entrar en calor. Para salir por la noche a hacer cualquier cosa en la bañera, nos ponemos chaquetas y prendas adicionales. Pero la sensación de que el sol te da en la cara y te calienta, es genial. A veces, incluso encuentras una postura y una hora del día en que no te da en los ojos y puedes leer y eres plenamente feliz disfrutando del sol, el mar y un buen libro. Una pena que esos rayitos no estén apareciendo en los últimos días.

Son ya 35 días seguidos sin bajar del barco y, aunque seguimos leyendo, el tedio se combina con el aburrimiento y con el establecimiento de una rutina que rige el transcurrir del día. Yo diría que ya no hay guardias sino cesión de la Tablet. Cada cambio de turno se hace entrega de la Tablet como elemento clave de que se cede el poder y la responsabilidad. En la Tablet vemos la misma información que indica la electrónica, pero la puedes ver tumbado en la cama en lugar de estar en la bañera pasando frío. Luego llega la decisión de qué comeremos (es la decisión de mayor importancia del día). Por la tarde llega el momento de ducharte y cambiarte de ropa y por último la cena y comienzo de guardia.

Navegando rumbo a Azores

Lo del cambio de ropa requiere una ampliación. Básicamente se funciona con ropa de día y ropa de noche. Te cambias, pero al día siguiente repites exactamente la misma prenda. De vez en cuando, cuando las condiciones lo permiten, ponemos una lavadora de camping y, al menos para mí, es otro motivo de fiesta ver que la ropa huele a detergente.

Estos últimos días han sido un poco locura en cuanto saca vela, recoge vela, vuelve a sacar, pon motor, quita vela, saca vela, apaga motor y así…un montón de veces. Por la noche durante las guardias se hace muuuuuy pesado y agotador.

En Azores hay tres puntos que me resultan de interés. Flores, Horta y Ponta Delgada (están en el mismo rumbo una detrás de otra).

Azores

Flores es la Isla más cercana. Llegaremos mañana jueves, pero mi hermano Sergio ha llamado al pequeño náutico que hay allí y, directamente le han dicho que no vayamos. El motivo es que el último huracán destrozó las instalaciones, apenas hay sitio, y están esperando unos cargueros por lo que no podemos ir. Acostumbrados al tranquilo mediterráneo resulta curioso ver como las condiciones climatológicas condicionan la vida de medio mundo, y de qué manera.

La siguiente es Horta a la que llegaremos el viernes. También ha llamado Sergio y aquí sí que nos reciben, nos pueden repostar y llevar comida al barco y podremos bajar a tierra. La cuestión es que vendrá alguien de Sanidad, nos examinará, y a discreción suya teniendo en cuenta de dónde venimos, decidirá si nos hacen el PCR o no. Tengo la esperanza de que después de 35 días sin pisar tierra nos dé por pasada la cuarentena. También me pongo en el pellejo de esta persona y seguramente haría PCR y a esperar el resultado antes de permitir bajar a tierra. Buaaaa, estoy deseando comer o cenar en un restaurante, en una silla, con una cervecita. Aunque tampoco sabemos si van a estar abiertos.

El tercer punto de interés es Ponta Delgada, la capital. Me apetece mucho pasar por allí porque Nuria, una amiga de Valencia, se ha venido a vivir aquí. Dudo que en los últimos meses haya recibido muchas visitas y, poder verla después de cruzar el océano en barco me encantaría.

Trayectoria a Azores

Desde hace días estamos ya viendo la previsión para cruzar luego hacia la península. Resumiendo la previsión en una palabra sería…horrible.

La previsión nos indicaba que, como mínimo, tendríamos que estar una semana esperando en Azores para ver si la cosa mejoraba. Esto provocó el empezar a mirar vuelos desde Azores a la Península e incluso llevar el barco a Canarias. Pero ayer por la tarde apareció un rayito de esperanza. Vimos que la castaña gorda del SO de Portugal disminuía mientras se empieza a formar otra borrasca que afectará a Azores donde estaremos nosotros. Esto provoca una zona de calma entre una y otra borrasca que se desplaza hacia el E.

Si fuéramos capaces de salir justo cuando toca, y desplazarnos a la velocidad que toca, podríamos ir hacia la península. Esto supone no correr mucho para no comernos la que habrá en Portugal ni ir lentos para no comernos la que nos viene por detrás. No es un plan perfecto, más bien está cogido con pinzas, pero al menos es una posibilidad.

Esta mañana hemos recibido el parte y aún lo pone algo más fácil, la ventaja/inconveniente es que supone pasar una sola noche en Horta (si no nos dejan bajar, nos aguantaremos), salir desde Horta por lo que no podré ver a Nuria en Ponta Delgada, pero poniendo rumbo Este hasta llegar a Portugal parece que tendremos una ventanita que nos lo permitiría.

Tanto Jorge como yo estamos ya con demasiadas ganas de volver a casa. La idea de tener que esperar en un sitio 4 o 5 días a que el tiempo permita continuar se hace muy, muy dura. Si ya tenía ganas de montaña desde hace tiempo, Jorge me ha pasado unos documentales de Kilian Jornet que me han supuesto una nueva motivación/reto: Matterhorn, que sepas que te tengo en el punto de mira.

Aunque resulte curioso preparar esto en medio de un océano, ya tengo plan con el club de montaña de la UCV para, a finales de julio, ir a hacer unos cuantos barrancos y ferratas a los pirineos.

Creo que cada palabra de la siguiente frase tiene sentido:

A la cabra le tira le monte

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